El Sistema ESAR de clasificación y análisis del material lúdico considera los juegos de reglas, en los que hay que tener en cuenta unas instrucciones o reglas aceptadas por todos los participantes según un común acuerdo, unas obligaciones y también unas prohibiciones precisas, favorecen el desarrollo del lenguaje, la memoria, el razonamiento, la atención y la reflexión; son elementos socializadores que enseñan a los jugadores a respetar las normas e instrucciones establecidas y los turnos de participación; a asumir el resultado final del juego, es decir, a ganar y perder; y a tener en cuenta las opiniones y decisiones propias y de los demás compañeros del juego.
Dentro de los juegos de reglas queremos dedicar especial atención a los juegos de mesa, por su idoneidad para el contexto escolar. La modalidad de tablero de mesa se aconseja por el hecho en sí de que varios participantes se sienten en un círculo e intervengan por turno realizando las tareas necesarias para que el juego continúe. Puede emplearse otro tipo de organización del grupo en el que no se requiera un tablero de juego, siempre que se respeten esos mismos objetivos.
Un tablero de juegos, como los que podemos ver ilustrando este artículo, permite que los jugadores vayan avanzando por las casillas siguiendo distintas instrucciones y realizando diferentes pruebas, tareas, actividades o juegos (véase Materiales para el aula de Primaria e Infantil).
La actividad que proponemos a continuación, denominada el juego de las definiciones, pretende desarrollar en el participante, además de las habilidades ya descritas propias de todos los juegos de reglas, otras relacionadas con el desarrollo consciente y reflexivo del lenguaje.
Los términos que se han de definir deben pertenecer a tres ámbitos: personas y/o animales, objetos y acciones; y la selección de los mismos dependerá de la edad y el desarrollo madurativo de los jugadores. Se deben preparar tres juegos de tarjetas que presenten en el reverso la identificación del tipo de palabra; y en el frente la palabra clave en la parte superior y los cinco definidores a continuación:
a. Persona o animal: ¿Quién es?
b. Objeto: ¿Qué es?
c. Acción: ¿Qué hace?
El alumno debe construir de manera consciente estructuras sintácticas correctas que contengan los términos seleccionados como definidores de la palabra clave. Para ello el emisor posee toda la información necesaria en la tarjeta, pues sabe cuál es el término que debe definir, y cuáles son las palabras con las que debe elaborar esa definición; la tarea que se le encomienda es construir enunciados coherentes y adecuados. Los términos definidores deben poder ser interpretados y comprendidos por los usuarios del juego; de ahí que su selección se deba realizar con cuidado. Veamos algún ejemplo representado de manera esquemática:
El diseño final de las tarjetas dependerá, como hemos comentado, del usuario del juego. Para los cursos superiores del aula de Primaria pueden emplearse tarjetas de menor tamaño en las que aparezca la imagen y el nombre del término clave, y enumerados los términos definidores:
Para la adecuación de este juego al aula de Infantil las tarjetas pueden tener un mayor tamaño y los dibujos o imágenes deben acompañar tanto a las palabras clave, como a sus definidores.
El diseño de las tarjetas puede adaptarse a los gustos del que las ejecute y de los que van a ser sus usuarios, como puede verse en las siguientes muestras elaboradas para el aula de Infantil:
Es importante recordar que el objetivo del juego es que la persona que tiene la tarjeta en la mano construya adecuadamente un enunciado en el que contextualice los términos seleccionados para definir la palabra objeto. Hasta que el jugador que tiene que definir el término no utilice todas las palabras definidoras, los demás jugadores no podrán decir qué palabra creen que es la que está definiendo su compañero de juego.
